REFLEJOS

Estoy justo en medio de uno de esos días en los que siento que la vida me pasa por enfrente, me mira fijamente y me hace una mueca de padre y señor nuestro; ya me la ha enseñado antes y honestamente en un principio no deja de causar el mismo efecto en mí; me hace sentir que se me siguen pasando los días en medio de esta inexplicable competencia con el mundo que me inventé para motivar mis ganas de despertarme cada mañana y así continuar con la rutina de costumbre. Si, hoy quiero decirte que esas cosas también me pasan a mí, soy un ser humano, y algunas veces es absolutamente normal sentirte aterrado al verte en medio de la “carrera” sin poder ver aun con claridad las estrategias precisas para continuar con éxito el camino hacia la meta; sin embargo quiero adelantarte querido(a) lector(a), que es ese preciso momento de turbulencia el que al ser confrontado con tu buena energía y tu corazón agradecido, definirá tu actitud frente a la vida durante lo que reste de día.

Cuando experimentamos este proceso autocritico, literalmente podemos sentir como una parte nuestra, se desprende del cuerpo, se posa justo en frente de nosotros, y es ese el instante en el que comienza un proceso de evaluación sobre todo aquello que somos y aquello que aun no hemos podido ser… probablemente habremos llegado a sentirnos autocriticos al extremo, nos preguntamos una y otras vez por todo aquello que hemos hecho y por eso que aun no nos hemos atrevido a hacer, por aquellas decisiones que hemos tomado mientras al mismo tiempo escuchamos esa voz que en off nos susurra al oído que “todo lo que hemos venido haciendo, siempre genera consecuencias”, hasta que de pronto y de un golpe regresamos….

Lo cierto es que para mitigar el efecto agobiante que muchas veces generan estos episodios abrumadores, me propuse hacer pausas en medio de la “carrera”, y por un momento, solo por un momento dejar de pensar en la distancia que parecen sacarnos algunos “competidores”, y aquella que le sacamos a otros tantos.

Estas pausas a las que también me gusta llamar transiciones, se convierten en la herramienta perfecta para poder ver en cámara lenta a nuestro alrededor, nos permite tener una perspectiva clara de lo que somos y de lo que tenemos, enfocarnos en todo lo construido incluso en medio de tiempos difíciles. Esas pausas que se acompañan del instante en el que por obra de arte alguien te pregunta por una oportunidad laboral, y notas cuan afortunado eres por poder despertarte cada mañana a cumplir funciones de un empleo que te sustenta, o de aquel momento en el que cansado del transporte público notas como muchos sonríen al desplazarse en su bici en medio del sol inclemente…claro que si, que afortunados somos….

En definitiva, quiero decirte que días como el de hoy no van a desaparecer, incluso parecen ser propios del ser humano; de un ser humano que por naturaleza busca ser mejor cada día, y que grandioso que así lo sea... el deseo de cumplir metas y proyectos cada mañana se convierte en un motor para nuestra vida; sin embargo recuerda que esas ganas y esos deseos de superación tomaran fuerza y sentido de la mano de un corazón que agradece el proceso que has venido recorriendo para merecer el espacio al que quieres llegar, no debes olvidar que cuanta mas gratitud sientas en tu corazón, mas abundancia atraerás a tu vida.

Ya sabemos que vivir la vida no es cosa sencilla, sin embargo, vivirla con un corazón agradecido la llena de colores y abre un mundo de posibilidades para llegar a la meta, así que a lo mejor, si por pura casualidad te has sentido identificado con días como este, recuerda que el secreto está en hacer una pausa, mirar detenidamente el entorno, disfrutar ese instante de transición lleno de gratitud, de humildad y de ganas de seguir recorriendo el camino vibrando positivo pero sobretodo aferrado a la mano de Dios!